Videoclub

¿Dónde estamos?

En Las Palmas de Gran Canaria. Calle Tomás Morales 16, Sótano Izquierdo.

El videoclub VHS

Nuestro videoclub surgió así:

Don Cipriano Márquez González fue un ciudadano de Las Palmas de Gran Canaria que, durante la última etapa de su vida (década de 1990 y 2000), se dedicó a grabar meticulosamente en cintas de VHS y Betamax casi todas las películas que se emitían en aquella época por televisión. 

Como muchas veces coincidía que varios canales ponían las películas al mismo tiempo, Don Cipriano tenía en su casa de La Isleta tres videograbadoras conectadas a sus correspondientes televisores de tubo. Con este equipo, grababa desde su centro de control hasta tres películas simultáneamente desde el segundo exacto de su inicio, pausando la cinta durante los cortes publicitarios, y parando en el momento justo del final de los créditos. 

Después, componía la carátula para el estuche del VHS de forma artesanal. Para ello tenía preparadas varias revistas de programación de televisión, de las cuales recortaba los artículos correspondientes. Estos recortes los pegaba a modo de collage en una hoja en blanco que metía en el espacio dedicado a la carátula de estos estuches. También fabricaba así las pegatinas, tanto para el frontal, como para el lomo del casete de VHS. En caso de no encontrar información de la película emitida en estas revistas, redactaba en un folio con una máquina de escribir todos los datos de la cinta: títulos, créditos, y una breve sinopsis, con las que diseñaba sus carátulas y pegatinas personalizadas. 

Todas las películas se numeraban y catalogaban, antes de ser guardadas definitivamente en los armarios-vitrina que Don Cipriano tenía en el salón y en los pasillos de su casa. Así, llegó a tener un archivo perfectamente conservado de varios miles de títulos, de los cuales la mayoría nunca más se volvieron a visionar. 

Varios años después de su muerte en el año 2012, sus herederos empezaron a reformar la casa. En una primera limpieza, se tiraron más de dos mil cintas de video a la basura. El meticuloso y descomunal trabajo que Don Cipriano realizó tantos años durante la era del video analógico pierde su sentido en un mundo digitalizado y democratizado, en donde todos los contenidos son accesibles para todos, en cualquier lugar y momento. En la época actual del streaming, todos los soportes anteriores han quedado obsoletos. Los mecanismos del mercado imponen a los consumidores adaptarse a los nuevos formatos, aunque los viejos sigan funcionando. El producto desfasado o fuera de moda pierde valor hasta convertirse en basura. 

No todas las cintas de la casa de La Isleta se llegaron a tirar. En un armario se descubrieron posteriormente otras 627 cintas con 1069 películas grabadas en total. El artista Oliver Behrmann trabajaba al mismo tiempo en un proyecto de video experimental partiendo del antiguo formato VHS. Cuando se entera de este descubrimiento, se pone en contacto con los herederos y traslada todas las cintas a El Sótano Analógico, un laboratorio de experimentación artística con tecnología obsoleta. Desde el principio tenía previsto montar allí un videoclub VHS, pero hasta aquel entonces, no contaba con suficientes cintas. 

El material donado se vuelve a catalogar y se coloca sobre unas estanterías fabricadas a medida para ello. (Re)nace así la Colección Don Cipriano Márquez González de películas emitidas en televisión en España durante las décadas de 1990 y 2000. Este videoclub representa una metáfora del miedo al futuro en la sociedad actual, que desde un presente distópico golpeado por la pandemia y el cambio climático, busca refugio en un pasado romántico e idealizado. El sociólogo Zygmunt Bauman describe este concepto en su libro póstumo, Retrotopía. 

El videoclub abre este archivo a préstamo a todos los socios de la asociación cultural El Sótano Analógico. También es posible alquilar reproductores de VHS y televisores de tubo, para tener la experiencia completa de un viaje en el tiempo. Un tiempo, en el que Virus solo era el título de una película. 

La recuperación del archivo de Don Cipriano no solo representa un ejercicio de arqueología del VHS, sino que invita además, a una reflexión sobre la obsolescencia tecnológica en una sociedad del consumo cada vez más acelerada.